Hace unos días me llegó una tarjeta navideña preciosa, pero preciosa no porque estuviera llena de arbolitos ni papá noeles, sino porque llevaba una verdadera joya: sentimientos.
Sí, sentimientos bellos que he querido compartir con ustedes agradeciendo de todo corazón a quien me la envió. Debo decir que mientras la leía las lágrimas de emoción se me caían nublándome por momentos los ojos.
Quiero compartir con ustedes esta tarjetita, acompañada de los últimos cupcakes que realicé en estas fechas, con el permiso de quien me la envió a quien le agradezco de corazón y le mando un fuerte abrazo con todo mi cariño:
“Estaba hace unos días leyendo placenteramente un libro en el salón de mi casa cuando llegó mi hija de la calle. Al verme, se acercó a mí y me preguntó si ya había hecho la tarjeta de navidad que suelo enviar todos los años a mis amigos. Le dije que estaba apenado por el reciente fallecimiento de mi hermano (...) no le gustaría que su ausencia me hiciera olvidar al resto de nuestros seres queridos.
Pensando en lo que había dicho...(mi hija)... no pude retomar la lectura del libro. Recordé entonces algo que había escrito yo hacía ya algún tiempo: Nuestros seres queridos no son los que están a nuestro lado todos los días, si no los que duermen en nuestro corazón todas las noches.
Aquella noche soñé con uno de ellos. Soñé con (mi hermano). En los días finales del pasado verano, asistimos los dos a un curso de cocina de nuestra Galicia paterna. En mi sueño apareció una de las cosas que mas nos agradó a ambos, un dulce que en aquellas tierras denominan “Flor de carnaval”.
El sueño de aquel dulce estuvo rondando en mi mente desde entonces sin comprender el porqué. Hace poco y casualmente, entré en una tienda de complementos de repostería en la que nunca había estado y, sin buscarlo, encontré en ella un molde para hacerlo.
El sábado pasado, antes de que nadie se despertara, me dispuse a endulzar con aquellas flores el desayuno de mi familia. Cuando ya llevaba varias hechas, me fijé en su forma y entonces comprendí el porqué de aquel sueño. Mi hermano, desde el otro lado del camino, me había enviado un mensaje.
Aquel dulce tenía la forma de cuatro corazones unidos.
Pensé que mi hermano quería confirmarme las palabras de mi hija y lo que yo había escrito. Su ausencia no podía provocar que nos olvidáramos de todos los que duermen con nosotros en nuestro corazón.
Por eso, porque te llevamos en nuestro corazón, te deseamos con esta hermosa y dulce flor de nuestros corazones unidos una Feliz Navidad y un no menos Feliz Año 2012”
Y escrito a mano decía:
“Verónica:
Habiendo nacido esta postal con tu colaboración indirecta, me parecía injusto no decirte GRACIAS... Feliz Navidad. Leo”
Foto tomada desde la página
http://www.mis-recetas.org/fotos/show/8289
Desde el fondo de mi corazón y, aunque sea 26 de diciembre, quiero enviarle un abrazo a esta persona maravillosa que es capaz de volcar tantos sentimientos y darle un valor increíble a un pedacito de papel. Feliz Navidad también Leo y un precioso 2012.
Que todos vuestros sueños se cumplan.